EL MAESTRO JUAN MARTÍNEZ QUE ESTABA ALLÍ

El bailarín de flamenco burgalés Juan Martínez narra al autor del libro sus andanzas por Constantinopla y Rusia cuando estalla la revolución de 1917. Sole, su mujer, le acompaña en sus viajes artísticos por los cabarets de las principales ciudades de Rusia, en plena guerra, donde su pillería y facilidad para entablar amistad les permiten sobrevivir a las penurias y horrores de la guerra. La lectura del libre deja la duda de si se trata de un testimonio veraz o de un truco literario. En cualquier caso es verosímil todo lo que el flamenco cuenta, con un gracejo simpático que hace más livianos los detalles sangrientos de la guerra y la revolución bolchevique. El comienzo la novela está plagada de anécdotas y sucesos, cuando Martínez y Sole van a Constantinopla sin saber siquiera dónde está. Tras unas primeras brillantes páginas, donde Martínez muestra gran capacidad de adaptación y de llevar su arte a cualquier parte del mundo, la simpatía y el buen humor disminuyen debido a la guerra en la que se ven inmersos. Contrasta el lujo de los cabarets donde trabajan con la crudeza de la guerra. La falta de escrúpulos de los bolcheviques instaura una época de hambre, a lo largo de Moscú, Kiev y Odessa. Se siguen intercalando historias pintorescas y Martínez manifiesta su habilidad para salir vivo de todo tipo de situaciones, junto con su mujer.

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