EL MISTERIO DE GRAMERCY PARK

Mientras un acaudalado comerciante de pieles se encuentra de viaje por Europa con la familia, el día antes de su regreso aparece muerta en su mansión de Nueva York, temporalmente vacía, una joven cuya identificación se hace difícil porque su rostro ha sido desfigurado. El suceso resulta inexplicable, aunque la dueña de la casa vecina, una solterona de mediana edad, presenció, cómo a altas horas de la noche, una pareja entró en la casa con su propia llave y poco después el hombre salió precipitadamente del edificio, como si huyera, quedando dentro la mujer.
La novela, ambientada a finales del siglo XIX, narra una compleja trama, minuciosamente elaborada con el propósito de desorientar al lector. Como protagonista y narradora actúa una mujer inteligente y observadora que se propone encontrar al verdadero culpable del delito del que la policía imputa, en su opinión erróneamente, a uno de los dos hijos del comerciante, después de que el cadáver se haya identificado como el de su cónyuge. Con habilidad persuasiva logra que el detective encargado del caso la mantenga informada de sus pesquisas, a cambio de que ella le exponga sus puntos de vista. Al interés de la intriga la obra añade un expresivo cuadro de costumbres de la alta burguesía finisecular neoyorquina, pintado con rasgos muy vivos. En este bien perfilado marco ambiental se sitúa la relación entre el detective, Ebenezer Gryce, que ya había intervenido en otras novelas de la autora, y Amelia Butterworth, su voluntaria colaboradora que también será figura principal de posteriores novelas de la misma. Esta pareja central, de excelente trazado humano, sostiene con eficacia un desarrollo argumental bien construido y escrito con un estilo de sobria elegancia, que no siempre transmite esta traducción, y de contenida expresión formal, acorde con la época y la clase social a la que pertenecen los personajes. La obra, fechada en 1897 y décima de las publicadas por Anna Katharine Green (1846- 1935) encierra un mensaje reivindicativo de moderado signo feminista, transmitido con más ironía que pugnacidad. La presente edición cuenta con un interesante estudio introductorio y excelentes ilustraciones.

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