EL NOBLE OFICIO DE LA EDUCACIÓN

Animante ensayo sobre la educación en forma de cartas dirigidas a los diferentes estamentos educativos: padres, profesores, directivos, inspectores, personal no docente, alumnos… El autor, profesor en activo, con experiencia personal en el aula, crea enseguida una relación directa con el lector, pues, además de emplear un lenguaje claro y elegante, trasluce en sus palabras un amor por la educación, muy lejos de los habituales libros pedagógicos al uso.
Se propone indicar qué peligros acechan actualmente a los protagonistas de la educación, padres, profesores y alumnos, y aporta, en general, soluciones viables, asentadas en el sentido común, tan ausente en un país que ha sufrido nueve reformas educativas en medio siglo. Libro directo en el que queda patente que ser profesor, ser maestro, no es un trabajo sino un oficio; no es mera técnica, sino que requiere arte.
Parte de la idea de que es la familia la que educa y el centro es un colaborador necesario. Los colegios no son parques de atracciones, la educación no es un reservorio de conocimientos y técnicas, sino que es el ámbito donde el alumno irá descubriendo el mundo y se conocerá a sí mismo. De forma clarividente destaca la importancia de las etapas de Infantil y Primaria, donde el niño se constituirá en persona. Denuncia la sobreestimulación a que se somete a los niños, cuando lo que necesitan es rutina, orden, asimilar la normalidad, fuente de sorpresas, conocimientos y de relación.
El entusiasmo del autor se traslada a sus lectores y al cerrar el libro queda un agradecimiento hondo a la labor de maestros y profesores, un reconocimiento y dignificación de esta profesión tan poco valorada. Los avances tecnológicos contemporáneos son perfectamente compatibles con las maneras tradicionales de educación, son herramientas útiles. Para él, la educación es una labor artesanal y humana, en la que lo importante no es instruir para hacer, sino formar para ser.

Francisco Andrés