EL PAÍS DEL MIEDO

El protagonista de esta narración tiene los miedos normales en una ciudad: a que entren los ladrones, a que una pandilla le ataque, etc. Pero la realidad es más cruel: a su hijo le están acosando en el Instituto. Su mujer, más práctica, se esfuerza por poner medios para proteger a su hijo, pero él deja que las cosas sigan su curso y se arreglen por sí solas. Pero en realidad se revela como un cobarde, y el acosador de su hijo, un chaval adolescente, acaba chantajeándole a él, que no es capaz de enfrentarse ni a su miedo, ni a su cobardía, ni al chico.
La novela comienza con gran fluidez y cierta dosis de intriga, en un contexto cotidiano muy bien reflejado. El relato entremezcla la obsesiones del protagonista con la realidad, hasta el punto de que casi no se puede distinguir entre ellas. Sus miedos son comprensibles, pero su pasividad, su inoperancia, su falta de valentía, hacen que todo se agrande y que él mismo facilite el chantaje. En algunos momentos la obra se hace casi un ensayo, y resulta algo pesada en las páginas en que no deja un solo miedo o peligro sin describir, todos ellos reales y cotidianos. Hace un buen retrato de la sociedad contemporánea, del acoso en los centros de enseñanza y de un tipo cobarde y manipulable, una reflexión sobre lo negativo de callar, tapar, proteger excesivamente. Y la cobardía se extiende como una mancha que lo emponzoña todo.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa