EL PENTATEUCO DE ISAAC

Durante el imperio austrohúngaro, un joven judío vienés, hijo de un sastre, es convocado a luchar en la guerra. Acompañado de su rabino, y con mucha socarronería, describe lo gris y poco heroico de su experiencia como soldado. Después, cuando vuelve a ser llamado a filas para combatir al Hitler, su confusión es grande, pues el imperio ya dejó de existir, ha de usar los términos marxistas y, además, ahora es polaco. No obstante, por ser judío, ninguna nación lo integra plenamente.
El relato usa el simbolismo bíblico desde el título para mostrar los vaivenes de la historia en un agitado momento de cambios políticos en Europa. El sentido del humor de los judíos, su modo de hacer lo que les conviene con motivo o excusa de su religión, su modo de hacerse los tontos siendo muy listos, hace que la narración de esas guerras se haga desde una perspectiva humorística. Continuamente el protagonista cuenta chistes judíos y se ríe de su propia situación, a veces tan rocambolesca que roza lo absurdo. Sin asomo de tragedia, todo lo convierte en una reflexión sencilla, profunda e irónica de momentos históricos trascendentes. A él le gustan las mujeres y se fija en ellas, e incluso la esposa de su general lo elige para consolarse de que su marido tenga aventuras con amantes. Estas breves referencias a su vida sexual las trata con el mismo tono de chanza que el resto de los temas.

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