EL PRODIGIOSO VIAJE DE EDWARD TULANE

Edward, el protagonista de este cuento, es un lujoso juguete: un conejo hecho casi enteramente de porcelana, salvo sus orejas y su cola, que son de conejo auténtico, y cuyos brazos y piernas, articulados con alambre, pueden adoptar distintas posturas. Además, su dueña, una niña de diez años, le viste todos los días con diferentes trajes de seda hechos a mano, igual que los zapatos y los sombreros, y además le adorna con un reloj de oro. Su confortable vida de muñeco querido y mimado se interrumpe cuando sus dueños, la familia Tulane, deciden llevarlo con ellos en un viaje trasatlántico de Estados Unidos a Londres, y unos niños accidentalmente le hacen caer al mar. Recogido por un anciano pescador, comienza así una existencia viajera, muy distinta de la anterior, pasando de mano en mano. Así descubre lo que es la pobreza, el sufrimiento y el amor, y su corazón, antes caprichoso y egoísta, aprende lo que es el amor, el dolor y la esperanza. La obra, ejemplo completo de literatura infantil de calidad, encierra una historia muy bella, realista y poética a la vez, cuajada de matices simbólicos y lirismo afectivo. El entramado narrativo es sencillo y sólido, el estilo mantiene una inalterable calidad estética de primer orden y la figura del personaje central tiene los rasgos propios de un clásico del género al que pertenece. Las abundantes ilustraciones compiten en igualdad de condiciones con el texto en cuanto a altura artística se refiere, y la presentación editorial es un acertado marco para ambos.

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