EL RESTO DE SUS VIDAS

El resto de sus vidas, segunda novela publicada por Jean-Paul Didierlaurent, está protagonizada por Ambroise, joven empleado de una funeraria, dedicado a preparar los cadáveres expuestos a los asistentes al velatorio; y Manelle una empleada municipal, que limpia por horas las viviendas de ancianos que viven solos. Uno y otro coinciden cuando uno de los pacientes a los que ella atiende, enfermo terminal, solicita el suicidio asistido para no seguir sufriendo. La acción, que se inicia en Francia, país en el que viven todos los personajes, se traslada después a Suiza, donde la práctica del suicidio asistido se encuentra legalizada. Antes de partir, el anciano contrata los servicios de la funeraria para la que trabaja Ambroise, con el fin de que se ocupen de acondicionar sus restos mortales, al tiempo que ruega a Manelle que le acompañe en sus últimos momentos.
La obra describe con notable realismo en qué consiste el trabajo del tanatopractor, nombre que recibe quien ejerce la profesión desempeñada por el personaje central. Hijo de un oncólogo galardonado con el Premio nobel de medicina, comenzó a estudiar esta carrera, aunque, incapaz de presenciar la muerte de sus pacientes, prefirió dejarla inacabada para dedicarse a atender a quienes ya habían pasado por ese trance. A través de su figura y de la de la asistenta, el autor destaca la importancia de unas profesiones que carecen de relevancia social cuando no provocan cierto rechazo despectivo. Con habilidad y sentido del humor, consigue transformar una historia de tintes macabros en otra que se centra en una serie de relaciones afectivas surgidas del propósito común de ayudar a personas solas y entristecidas. Manelle, que ha sufrido la experiencia de un aborto provocado del que se arrepiente dolorosamente, encarna con su actitud un enérgico y explícito rechazo de la eutanasia. De igual modo, la situación del ilustre oncólogo respecto a su hijo, al que ha repudiado por no haber seguido sus pasos como médico, queda aclarada definitivamente, llegando los dos a un entendimiento marcado por la recuperación de antiguos lazos afectivos. Escrita con estilo de cuidada sencillez, ágil y ameno, la novela, una vez superadas algunas descripciones de tanatopraxis muy detalladas, resulta tierna y en algunos aspectos muy divertida. Sin embargo, las relaciones que unen a Ambroise con Manelle se desarrollan en unos términos de total permisividad al margen de la moral.

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