EL SECRETO DE ÎLE-DE-SEIN

El editor, traductor y crítico literario alemán Jörg Bong (Bonn, 1966) bajo el pseudónimo de Jean-Luc Bannalec, ha logrado un gran éxito con la serie de novelas protagonizadas por el comisario George Dupin, adscrito al distrito marítimo de Concarneau, en la costa de la Bretaña francesa. En El Secreto de Île-de-Sein, la acción se sitúa en una pequeña isla del archipiélago bretón donde aparece el cadáver de Céline Kerkrom, joven pescadora de bajura conocida por su militancia contra los abusos de la explotación piscícola atribuidos a la flota de altura.
Dupin se traslada con su equipo al puerto pesquero de la idílica isla para llevar a cabo las primeras gestiones, indagar las causas y circunstancias de la muerte e interrogar a los testigos, compañeros de profesión y posibles rivales teniendo en cuenta las polémicas suscitadas entre ecologistas y empresarios del sector que se saltaban las leyes de protección medioambiental. Mientras realizan las investigaciones, una nueva víctima, la científica Laetitia Darot, muere asesinada de la misma forma que la anterior víctima, con la consiguiente alarma de los vecinos de la Île-de-Sein, poco acostumbrados a tales sucesos. Un rasgo común relaciona las actividades de las dos mujeres fallecidas, ya que Darot desarrollaba un programa de protección a los delfines, amenazados de extinción al morir a centenares encallados en las playas costeras por causas que se distribuían entre la contaminación química de las aguas y las redes barrederas ilegales, arrojadas por los marinos desde los potentes y modernos navíos fletados por los grandes armadores. Aunque los primeros indicios apuntan a una guerra entre ecologistas y explotadores, el comisario Dupin se ve forzado a ampliar las líneas de investigación cuando un arqueólogo jubilado, experto en rescates de naufragios se suma al número de las dos víctimas precedentes. El testimonio de una adolescente sobre el posible hallazgo de una cruz de oro extraída del fondo rocoso, dirige las sospechas hacia nuevos objetivos que dan un giro imprevisto a las hipótesis manejadas hasta ese momento. Jean-Luc Bannalec se muestra una vez más consumado maestro en las descripciones ambientales de los bellos paisajes de las costas bretonas, iluminadas por el sol de los largos días finales de junio en los que transcurre la acción. George Dupin se convierte en el centro rector y cerebro de los trabajos policiales al recibir en su teléfono móvil y ordenador portátil los informes remitidos por los inspectores a su servicio. Hombre reflexivo que alterna el sentido del humor con el gusto por los deliciosos mariscos y pescados de la zona que comparte con amigos y colaboradores, supera a base de cafés bien cargados el cansancio y el mareo que le producen los viajes marítimos en el cumplimiento de su misión. Además de la intriga policiaca y la incertidumbre sobre la identidad del asesino que se mantiene hasta el final, el autor añade como elementos literarios las tradiciones de fantasmas, desaparecidos y piratas, vivas en la memoria popular que conserva las tradiciones heredadas de las antiguas culturas de los pueblos celtas.

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