Mientras sus padres, amigos entre sí, pasan un fin de semana en Londres, un chico y una chica madrileños van de acampada a Peñalara. Allí observan los extraños movimientos de un helicóptero, y así entran en contacto con una banda de ladrones de arte. La acción es poco verosímil pero resulta entretenida y dinámica. El autor no ha elaborado mucho el estilo ni ha perfilado las situaciones, pero su experiencia narrativa se manifiesta en una cierta seguridad técnica y en la forma hábil de resolver el desenlace, donde los protagonistas ponen en juego su ingenio para evitar la destrucción de un famoso cuadro del Museo del Prado.
© Reseñas bibliográficas Fundación Troa
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