EL SUEÑO DE LOS FARAONES

La acción de esta novela se desarrolla en planos superpuestos que alternan el relato de hechos ambientados en la segunda mitad del s. XIX (1880) con los situados en el 696 a.C. El nexo de unión de los acontecimientos narrados se realiza en una doble dimensión, temática en lo que se refiere al expolio de las tumbas de los faraones y de lugar en tanto que unos y otros transcurren en Tebas, la antigua capital de los reyes egipcios, hoy conocida como Luxor.
La codicia de los saqueadores, según la trama argumental, presentaba caracteres similares tanto en la época de los faraones tebanos como, ya avanzado. S. XIX, en el nuevo Egipto musulmán dominado por los colonizadores y arqueólogos europeos. En los sucesos ambientados en el año 696 a.C. los ladrones de tumbas obedecen a personajes y funcionarios de la corte que facilitan a los ejecutores los datos precisos para localizar los enterramientos secretos. La venta de los objetos corría a cargo de intermediarios que mantenían oculta su identidad para evitar a los guardias del faraón. Los episodios situados en el s. XIX muestran una mayor especialización y astucia en el comercio de los tesoros expoliados, ya que arqueólogos e investigadores responsables se enfrentaba a vendedores sin escrúpulos y anticuarios que especulaban a su antojo en los mercados internacionales. Los protagonistas de las dos historias aunque muy distintos en sus propósitos y mentalidad coinciden en sus métodos, basados unos en la codicia y métodos violentos y otros movidos por el altruismo y el respeto a las tradiciones, la cultura y el arte. El estilo ágil y desprovisto de artificio, cumple con acierto el propósito de exponer los rasgos fundamentales del espíritu de la civilización egipcia en términos divulgadores sencillos y de notable amenidad.

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