EL VESTIDO BLANCO

El 8 de marzo de 2008, la artista Pippa Bacca emprende una performance vestida de novia, que, con su blancura, quiere reivindicar la paz y el amor universal. Planea una peregrinación antibelicista en autostop y quiere recorrer desde Milán a Jerusalén, lugares que han sufrido crueles guerras: Eslovenia, Croacia, Bosnia Herzegovina, Serbia y Bulgaria…
Diez años después Nathalie, la autora del libro se reencuentra con su madre que le pide ayuda para vengar el duro proceso de divorcio que vivió en los años 70.
Estos dos hechos se entremezclan en una búsqueda audaz y reflexiva de algún sentido del dolor desgarrador y del mal. El guión está bien elaborado y los datos precisos, pero cuestionables, le dan un halo de misterio e intriga a las historias.
Es un relato breve e híbrido: aborda la investigación periodística, habla de recuerdos familiares, aporta datos de otros artistas del siglo xx. La autora, experta en bucear en personajes femeninos inquietantes, nos presenta una investigación existencial. El lado oscuro de lo que vemos y vivimos parece que gana y el tono desesperanzado resalta, pero hay dos grandes luces en este relato: la bondad y la justicia. Cada página hace pensar y los gestos de Pippa haciendo diminutas figuritas de novias a ganchillo, que va regalando, las cenas de Navidad de la madre de Nathalie Léger, y miles de detalles de buscadores y emprendedores, nos demuestran que al final no son triviales, sino trascendentes.
Un libro de calidad que ayuda a reflexionar, describe asuntos complejos, habla de asumir la responsabilidad de los propios actos y de la generosidad de reparar algo desmesurado.
El final puede ser trágico o amargo, pero, ¿podemos decir que un fracaso anula un ideal?.

TROA