ELOGIO DE LA EDAD MEDIA

Síntesis convincente de la Edad Media europea, que muestra la enorme variedad de matices que encierra este periodo en los más diversos campos y al que no hace justicia el calificativo de “media”, que sugiere mera transición, espacio intermedio entre épocas relevantes.
La estructura del libro es atractiva y acertada. Se articula en tres actos: Actores (I), por el que desfilan grandes personajes: Constantino, Clodoveo, Justiniano, Mahoma, Carlomagno y Hugo Capeto; Coro (II), donde aparecen guerreros, clérigos, intelectuales, feudales, reyes y mendicantes; y Escenarios (III), a saber: muerte, infierno, limbo, purgatorio, paraíso y tierra.
La primera parte está destinada a personalidades clave del primer milenio después de Cristo, a partir de la última etapa del Imperio romano. En el segundo acto se enumeran estamentos o grupos de personas marcados por una determinada función, que configuraron el mapa social medieval; y en la tercera parte, con denominaciones que evocan la Divina comedia de Dante Alighieri, se caracterizan aspectos significativos de la Edad Media, como la terrible peste negra en el caso de la muerte o la situación de las mujeres en el caso del limbo. Se concluye con un balance y con un repertorio bibliográfico razonado muy útil para quien desee profundizar en algún aspecto. El estilo es claro, riguroso y a un tiempo divulgativo. Se nota que el autor es especialista en la materia y busca hacerse entender.
En este séptimo centenario de la muerte de Dante, que celebramos en 2021, puede ser oportuno este paseo por la Edad Media europea. El autor, profesor de la Universidad de Navarra, hace hincapié en que en esta larga época tienen su origen muchas realidades aún vigentes, por lo que es iluminadora para comprendernos y encauzar el futuro. Algunas de estas cuestiones son: la separación entre Iglesia y Estado, con los peligros de cesaropapismo y clericalismo; el parlamentarismo y el imperio de la ley; la dialéctica entre islam y cristianismo; la filosofía académica, que nace con la escolástica; el humanismo; el surgimiento de las universidades; las bases de las ciencias experimentales; la proliferación de artistas de genio; la sucesión de instituciones evangelizadoras; los estados nación europeos; la contraposición entre catolicismo y ortodoxia, etcétera.
El autor insiste, con razón, en que no se puede descalificar globalmente ningún periodo histórico, porque en todos ellos hay sombras y luces; que no se puede pensar que cualquier tiempo presente o futuro es mejor por definición. Son tiempos diferentes, la historia no se repite, pero se puede aprender mucho de ella.
El título del libro es adecuado. La Edad Media merece ser conocida y elogiada. Hay que superar visiones simplistas y tozudas que han teñido de oscuro una época con lacras, pero también con grandes personalidades y movimientos que no eran solo precursores sino propios de ese periodo histórico.

TROA