EN LOWER RIVER

Ellis Hock, de regreso de Malaui tras cuatro años trabajando de voluntario en los Cuerpos de Paz en la región de Lower River, se establece como propietario en la tienda de ropa para caballeros heredada de su padre en una pequeña ciudad de Massachusetts. Hombre trabajador y sin más pretensiones que sacar adelante el negocio y la familia verá cómo su vida da un giro radical cuando tras más de treinta y cuatro años de casados su esposa decide regalarle un teléfono móvil; un inocente acto que acarreará el divorcio de la pareja y el distanciamiento con su hija. Es entonces cuando Ellis decide regresar a África por unas semanas esperando recuperar la felicidad que sólo allí consiguió durante los lejanos años de su juventud, cuando toda su vida consistía en mantener la escuela del poblado, vivir sin apenas necesidades materiales, y el amor se le revelaba en toda su inocencia. Sin embargo, el regreso no resultará tan idílico como esperaba. Muchos de los niños de entonces han desaparecido, y los nuevos jóvenes que no han oído hablar de él no parece que tengan más interés que vivir para conseguir dinero haciéndoles supersticiosos, irracionales, excitables, oblicuos, y un peligro constante para Ellis Hock. Paul Theroux consigue trasmitir un dramatismo reflexivo a lo largo de la novela que irá en un crescendo, sin apenas tregua, hasta alcanzar la última página. Ante un personaje que se nos presenta inicialmente anodino, sin demasiadas ambiciones, con un deseo demasiado sentimental que cumplir, el lector se verá sorprendido ante la realidad desesperanzadora con la que se encuentra casi desde el momento que Hock pone el pie en la inmensidad africana. La angustia, la desolación y la impotencia ante lo que parece irrelevante la vivirá el lector casi con la misma intensidad que el protagonista cuando percibe que no todo en África es inocencia. Una novela bien escrita, llena de tensión y que su lectura no deja indiferente.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa