EN TIEMPOS DEL PAPA SIRIO

Novela de fondo histórico ambientada en Damasco, Roma y Constantinopla, a comienzos del siglo VIII. El joven protagonista pertenece a la antigua nobleza bizantina y cristiana, socialmente relegada tras la conquista de su país en el año 634, por los ejércitos musulmanes del califato Omeya, originario de La Meca. Huérfano de padre desde niño, su padrastro cristiano murió martirizado por los musulmanes y su madre se instaló con él en Damasco en casa de un familiar soltero, funcionario de palacio. Ya en la juventud, se une a los rebeles que luchan contra los invasores árabes para devolver Siria al Imperio Bizantino y practicar libremente su fe. Fracasado el intento, se refugia en Constantinopla, pero cuando el Papa Constantino (708-715) nacido en Siria, visitó esta ciudad decidió formar parte de su cortejo y seguirlo en su regreso a Roma.
Jesús Sánchez Adalid enmarca en tiempos pasados un problema intemporal como es la convivencia pacífica de musulmanes y cristianos y los problemas de quienes deben dejarlo todo para instalarse en tierras ajenas por razones religiosas y políticas. Se refleja también la actitud de los lugares de acogida, donde no siempre se entienden bien los motivos que impulsan a los refugiados, no todos los cuales son capaces de adaptarse a una nueva vida. Narrada en primera persona, la novela analiza con detalle la psicología de los personajes centrales, su necesidad de vivir su religión a escondidas y su repugnancia a fingir un falso pero imprescindible acercamiento al islam. El dilema entre pasividad y rebelión armada permanece siempre vivo, aunque secreto, en ellos y les obliga a llevar una vida angustiada por la inquietud y la duda. Demostrada la ineficacia de la lucha, el exilio se presenta como solución única y dolorosa. Aunque abundan las referencias históricas y costumbristas, las cuestiones de contenido predominan sobre el desarrollo de la acción que transcurre a un ritmo pausado y reflexivo. Abundantes párrafos discursivos prevalecen sobre los diálogos y las descripciones, expresivas y detalladas, no tienen una finalidad estética primordial, sino que responden, ante todo, al propósito de enmarcar lo que sucede en el interior de los protagonistas. En tiempos del Papa sirio Constantino, el último de los tres que lo fueron en la realidad, los cristianos de Siria emigraron para poder rezar a su Dios en libertad y fueron bien acogidos en la cristiandad europea, igual que ocurrió con los visigodos hispanos que se refugiaron en Roma después de su derrota frente a las huestes de Muza y Tariq, según se afirma en estas páginas.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa