- Editorial: ACANTILADO
- Año de edición: 2021
- Materia: Libros de viajes
- ISBN: 978-84-18370-21-2
- Páginas: 216
- Encuadernación: Bolsillo
- Colección: El Acantilado
- Idioma: Español
16,00 €
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Más que un libro de viajes al uso nos encontramos ante el relato de un viaje por Macedonia, la Grecia del norte, en el que Belmonte proyecta una imagen personal de los lugares, los paisajes, las ruinas y la historia. Sus conocimientos de la cultura clásica y de los diferentes periodos históricos le permiten ofrecer un documentado e interesante material en el que combina mitología e historia con el pulso de la Grecia contemporánea.
Recorre lugares entrevistos previamente en la memoria como el monte Olimpo o Pela, capital del reino de Macedonia; también Estagira, donde naciera Aristóteles; o esa Tesalónica griega, romana y bizantina que sobrevive a todas las conquistas. Especial importancia cobran la naturaleza y el paisaje, en el que se demora sin prisa para contemplar el pasado con una mirada lírica. Verdadero amor a esta tierra de frontera entre Oriente y Occidente, menos conocida y apenas celebrada, a pesar de que gracias a un macedonio, Alejandro Magno, la cultura helénica se extendió por el mundo.
Belmonte destaca un elemento constituyente de la cultura griega al que apenas se da importancia: la presencia de lo dionisiaco, de las fuerzas oscuras e irracionales, de lo intuitivo y salvaje de la naturaleza humana. Lo apolíneo y lo dionisiaco -ejemplificado este en Las bacantes de Eurípides- conviven en el mundo clásico. Esta parece ser la tesis de la autora.
Curiosamente, se limita a contextualizar los estragos y desmanes -asesinatos, matanzas, infanticidios y un largo etcétera-que, desde el siglo VII antes de Cristo, perpetran macedonios, atenienses, persas o romanos; pero su juicio, habitualmente ponderado, se convierte en duro y negativo al referirse a la religión cristiana, oficial en el Imperio a partir del 380: intolerancia religiosa, sometimiento de lo femenino, culto deliberado a la ignorancia, etc. No encuentra nada positivo o valioso. Pone en valor la vida retirada de los monjes del Monte Athos desde una perspectiva meramente humana: las bondades del silencio, el autoconocimiento o el contacto con la naturaleza. El monacato es una forma de vida alternativa, lo que le parece positivo, aunque se extienda en destacar los desequilibrios a que lleva la religión así vivida.
Sugerentes aportaciones como que las ciudades son de quien las ama, que las fronteras separan lo que está unido: las personas; así como la recomendación de encontrar el espíritu del lugar quedan en la memoria del lector tras acabar el libro.
TROA
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