ENTERRAD A LOS MUERTOS

Enterrad a los muertos de Louise Penny es un nuevo episodio de la serie protagonizada por el inspector Jefe de la brigada criminal de la provincia canadiense de Quebec, Armand Gamache, desplazado a la capital desde Montreal con el fin de esclarecer dos casos de distinta naturaleza.
En el primero, debería ocuparse del posible error judicial cometido con el supuesto asesino de un solitario ermitaño de una cabaña perdida en el bosque de la campiña de “Tres Pinos”. Se trataba de restablecer la inocencia o confirmar la culpabilidad del prisionero, Olivier, condenado por un delito que tal vez no habría cometido. El segundo caso afectaba a la muerte reciente del arqueólogo aficionado Agustin Renaud, cuyo cadáver apareció enterrado en el sótano de la biblioteca de una asociación literaria dedicada a conservar la cultura inglesa en la zona francófona de Quebec. Gamache envía a su colaborador, el inspector Beauvoir, a reabrir el proceso de Olivier, mientras se ocupa de las investigaciones relativas al excéntrico Renaud, dedicado en cuerpo y alma a descubrir el lugar donde fue enterrado el Padre Fundador de Quebec, Samuel de Champlain (1574-1635). La intriga se desarrolla en dos ambientes distintos, uno en el bucólico paisaje rural de “Tres Pinos” y otro en la zona urbana del viejo Quebec donde se enfrentan en agria disputa la comunidad angloparlante con los herederos del patrimonio histórico de la antigua colonia francesa. Aunque la trama argumental se centra en los esfuerzos que desarrollan, en paralelo, los dos policías para resolver sus respetivos casos, el relato dedica especial atención a describir las costumbres y tradiciones de unas gentes sencillas que mantienen una conmovedora fidelidad a sus orígenes, tanto franceses como británicos. Louise Penny (Toronto, 1958) logra transmitir a través de sus personajes una visión objetiva y equilibrada de la sociedad canadiense, dentro de la cual el inspector jefe Gamache desempeña el papel de mediador entre las facciones opuestas. Gracias a su talante cordial y conocimiento de los idiomas inglés y francés, se gana la confianza de los dos bandos y consigue finalmente restablecer la justicia con el beneplácito de los sectores implicados en las investigaciones. Por medio de un estilo elegante, reposado y cálido, pese a la frialdad del clima, la autora consigue interesar al lector no sólo con el incierto desenlace de la intriga, sino también con el fiel reflejo de la humanidad de los protagonistas, incluyendo a los asesinos ocasionales, que obraron bajo el impulso de emociones descontroladas.

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