ESPECULACIÓN

El protagonista de esta novela corta regresa a su pueblo natal, en el estado norteamericano de Virginia, tras largos años de ausencia en los que ha trabajado en el Norte como profesor universitario.
Durante su largo viaje en tren desde New Jersey, sueña con volver a encontrar la calma y la belleza del lugar de su niñez. Sin embargo lo que descubre de inmediato es un proyecto de gran ciudad, a medio construir, que ha devorado el entorno idílico en nombre de dos conceptos universalmente difundidos: especulación y bienes raíces. La acción, muy breve, refleja de forma tan escueta como expresiva, la febril actividad inmobiliaria y financiera de los Estados Unidos a lo largo de la década de 1920, hasta el trágico derrumbe que se produjo tras la quiebra bursátil de 1929. El protagonista contempla entre apenado, estupefacto y tristemente divertido, cómo hasta su anciana madre se ha dejado arrastrar por esa dinámica de comprar, pagar a cualquier precio, por desorbitado que fuera y vender lo antes posible para obtener rápidos beneficios. El cementerio parece ser el único lugar que conserva vestigios del pasado y allí se dirige con su familia para disfrutar entre los muertos de un momento de reposo, imposible entre la agitación de los vivos. Al final del relato se informa al lector de que la acción transcurre en julio de 1929, por lo que lo cual se puede deducir que la mayoría de los briosos inversionistas aquí reflejados, quedarán arruinados apenas tres meses después, en octubre de ese mismo año. Escrita con estilo realista, impregnado de melancolía, la obra es una pequeña obra maestra por su fuerza narrativa, acertada ambientación. Destaca la capacidad del autor para transformar en arte narrativo, la radiografía de un disparatado momento de euforia financiera de trágico desenlace. Circunstancia que no ha servido de ejemplo para evitar que en épocas posteriores, como las actuales, se incurriera en los mismos errores con idénticos resultados.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa