FIN DE CAMPO

Fin de campo es una novela ambientada en una modesta universidad privada situada en el oeste de Texas. El protagonista y narrador en primera persona es un estudiante admitido en este centro por sus cualidades como jugador de fútbol americano, tras varios fracasos y abandonos en otras universidades. La acción transcurre a lo largo de un semestre de verano en el campus, dedicado a duros entrenamientos junto al resto del equipo y a disputar encuentros con rivales muy difíciles. Las competiciones finalizan a la llegada del frío y la nieve en otoño que imponen el fin de la permanencia en el campo de juego. La obra, fechada en 1972, es la segunda publicada por Donald Richard DeLillo, hijo de inmigrantes italianos, nacido en el barrio neoyorquino de Bronx en 1936.
El entonces joven novelista planteó el argumento de la novela como un análisis de los sentimientos de pugnacidad, competitividad y afán de triunfo del ser humano. La violencia del juego, incluso en los entrenamientos, y la rudeza del vocabulario, agresivo y obsceno, que emplean los jugadores, guarda notable parecido con la de los militares durante una guerra. El protagonista, aficionado a leer relatos de ciencia-ficción y aventuras futuristas de signo catastrofista, queda fascinado ante el empleo de armas de gran potencia destructora y los escenarios de desolación y muerte. Estas escenas vienen a su mente cuando observa al salir del campo, cómo los jugadores lesionados, sangran o precisan ser trasladados en camilla. Sobre el desarrollo de la trama, dedicada en su mayor parte a describir el los avatares del juego, placajes, carreras y órdenes gritadas por el entrenador y sus ayudantes, se cierne la sombra de la apenas mencionada Guerra de Vietnam, que finalizó en 1975. La novela apenas perfila a los personajes ni realiza descripciones ambientales. Dentro y fuera del terreno de juego se plantean sólo enfrentamientos o contrastes de pareceres, además de reflexiones sobre el fútbol americano, deporte cuya esencia es golpear y ser golpeado, sudar y sufrir y causar dolor. Según el autor, en América donde “todo absurdo siempre es poco” la guerra y el deporte alcanzan el rango de una religiosidad primitiva y fascinante. Escrita con estilo expresionista, la obra pone en evidencia la inexperiencia novelística del autor que se encontraba entonces en los comienzos de su trayectoria narrativa.

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