GOYA Y LAS VOCES DEL ALBA

El cuadro que en 1813-1814 pintó Francisco de Goya, inspirado en el fusilamiento, en la madrugada del 3 de mayo de 1808, de patriotas españoles sublevados contra la invasión por parte de soldados de Napoleón, es el motivo temático de esta obra de carácter histórico-poético.
La autora cede su voz en primer lugar al pintor y luego a cada una de las figuras representadas en el cuadro, para crear una especie de poema épico en prosa sobre aquel episodio de rebeldías y afanes de libertad enfrentadas a la fuerza silenciadora de los fusiles. En páginas alternas se suceden fragmentos de obras históricas sobre los hechos, reproducciones de fragmentos parciales del cuadro de Goya, focalizando a cada personaje y la imaginaria versión de los ajusticiados, uno por uno, sobre lo vivido el día anterior y su espera de la muerte. Para completar el panorama, también intervienen uno de los ejecutores, el que está en primer plano, verdugo sin rostro, y alguna mujer, espectadora cercana de su inminente viudedad. El conjunto tiene una gran fuerza expresiva, lograda por lo intenso de cada uno de sus breves textos, en combinación con la dramática crudeza de las imágenes goyescas. Su lectura produce el efecto de un gran dolor humano y de un digno valor, elementos propios de una epopeya, hecha no de versos como en épocas pasadas sino de frases bien pensadas y cuidadosamente encadenadas, enmarcadas sobre un fondo de pinceladas magistrales.

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