GUARDIANES DE LA ALHAMBRA

Washington Irving visita la Alhambra en 1829 y descubre los encantos de este monumento, entonces tan ignorado, y las gentes que lo habitan. Un joven pintor ejercerá de cicerone y será también guía de todos los viajeros románticos que lleguen a Granada, como Dumas, Merimée, Gautier, Richard Ford. Luchará por conservar la Alhambra en todo su esplendor a pesar de los tiempos revueltos que corren, y vivirá un apasionado romance con una condesa italiana.
Historia y ficción se unen en esta novela, donde se describe el mundo de los famosos viajeros y se recogen los principales acontecimientos ocurridos en Granada en una época de exaltación del romanticismo. La atmósfera de la novela se compone del ambiente decadente de las estancias nazaríes y el comienzo de su esplendor a través de la imagen que de ellas dieron los viajeros románticos. El protagonista encarna el papel de hombre que sólo ha conocido dos amores, el de la lucha por la conservación de la Alhambra y el de la joven condesa italiana, con quien experimentará un amor adúltero y arrebatado, con un trágico final. No se deja clara la ilicitud de estos comportamientos, ya que quedan envueltos en un halo de romanticismo exaltado. La historia está bien contada y adquiere un tono simpático y cierta gracia al introducir en la trama a personajes genuinamente granadinos.Bien conseguido el ritmo, el interés no decae. Se observa cierto pesimismo y falta de sentido de la vida, consecuencia del idealismo de los personajes.

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