GUERRAS MESCALERO EN RÍO GRANDE

Alber Vázquez (Rentería, 1969) autor de novelas históricas protagonizadas por el ejército español en el continente americano, sitúa la acción de Guerras mescalero en Río Grande en los extensos territorios de Nuevo México y Texas, bajo dominio de la corona de España a finales del siglo XVIII.
En 1780, un destacamento de Dragones del Rey, unidades de élite destacadas en el fuerte de El Norte, próximo a los ríos Grande y Pecos, se encargaban de mantener el orden en la zona y proteger a los colonos de las incursiones de los indios apaches. Los intentos de pacificar la región solo contaban con el favor de la tribu de los mescaleros que se mostraron dispuestos a colaborar con el ejército a cambio de comida, armas y protección contra sus hermanos de raza, que los consideraban traidores por sus pactos con los odiados invasores blancos. Sin embargo, pese a los acuerdos, los altercados entre las partes eran continuos, debido a la falta de disciplina, incapacidad para el trabajo y recelo frente a la autoridad de los mandos españoles, que se negaban a acatar. Instalados en el poblado de Nueva Esperanza, que les habían construido los españoles en las cercanías del fuerte, las exigencias de los indígenas aumentaban, sin ceder en su actitud de negarse a cultivar la tierra y a vivir de sus propios recursos. Para no romper las relaciones con ellos, los soldados debían aguantar sus desplantes y jugarse la vida en partidas de caza de bisontes bajo la amenaza de los ataques de tribus rivales que defendían sus territorios de las incursiones ajenas. Alber Vázquez logra reflejar con acertado pulso narrativo el clima de tensión y violencia que rodeaba las actividades del fuerte español, en perpetua alarma debido a los incidentes provocados por los asaltos apaches a los ranchos de los granjeros y ganaderos. Bandas de guerreros indígenas hostiles arruinaban las cosechas, se apoderaban del ganado y de los caballos además de violar a las mujeres, raptar a las jóvenes y asesinar a los niños. La trama, que incorpora a numerosos personajes, se diluye a lo largo de la acción entre abundantes episodios de guerra, emboscadas y partidas de castigo que, con variada suerte, llevan a cabo los oficiales y soldados del sacrificado cuerpo de Dragones. Hombres de extraordinario valor que, lejos de sus bases, al atravesar desiertos, cañadas y ríos caudalosos no vacilan en jugarse la vida y perderla cuando es necesario en defensa de los intereses de su lejana patria de origen. El rudo lenguaje de la milicia se expresa con frecuencia en términos obscenos que incluyen frases irreverentes, algunas de ellas de carácter blasfemo.

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