HERMANAS

Una novela que muy bien merece ser inscrita en un puesto relevante entre el género policiaco. La acción trascurre en dos épocas distintas una por los años ochenta del siglo pasado y otra en la actualidad. Esta diferencia de épocas va a permitir al lector distinguir las diferencias entre los policías y los métodos policiacos de una época y otra: todos querían llegar a la solución de los casos, pero, a veces, el camino a recorrer se hacía de una manera diversa y el cerrar un caso era prioritario a que se encontrara al auténtico culpable. En los tiempos actuales en los que los policías cuentan con medios técnicos y científicos muy avanzados hay unos caminos insospechados para descubrir a los que cometen los delitos.

Pero siempre hay que contar con que el policía es una persona, sea de una época u otra. En la novela, en su primera parte, hay un policía joven recién incorporado a la comisaría de Toulouse que está presente en la resolución de un caso en el que no está de acuerdo ni con los métodos policiales ni con su resolución. En la segunda parte de la novela el protagonista ya es capitán, su vida ha cambiado mucho en el plano afectivo-sentimental y se va a encontrar con un asesinato en el que está involucrado uno de los principales actores de hace cuarenta años: un escritor de fama, de novelas negras muy extremas y escabrosas.

Todo comienza con el asesinato macabro de dos adolescentes que prácticamente sigue el rito de lo marcado en una de las novelas, y cuarenta años más tarde es el asesinato de la mujer del escritor. El genio del policía se encuentra de nuevo con el escritor, un personaje inteligente pero lleno de orgullo, totalmente pagado de sí mismo y que desprecia a cualquiera con el que se encuentra. Los casos no se relacionan solo por el personaje sino por las tramas de sus novelas, pero no hay manera de poder demostrar lo que el policía intuye que ha pasado. Una vez más el saber relacionar los hechos, o permitir que las intuiciones tomen cuerpo y la tenacidad del capitán llevan a un final sorprendente y perfectamente coherente y lógico. Sin embargo, el autor todavía en las páginas finales guarda una sorpresa para el lector.

La caracterización de los personajes es impecable y el ritmo narrativo mantiene su intensidad en otro momento. Minier sabe perfectamente dónde debe detenerse y cuál es el mejor lugar para hacer una descripción de un paisaje, de un estado de ánimo o de un recuerdo personal, sin que la atención en la historia decaiga.

TROA