HOPI. 8: EL NIÑO PALOMITA

El director del internado para Niños Huérfanos y Descarriados no permite celebrar la Navidad ni montar el Belén, adornar el árbol o encender ristras de luces y menos aún hacer regalos o dar vacaciones. Lo único que ha sido posible es que Fer, el dueño del pequeñísimo perro Hopi, modele un Niño Jesús con plastilina y que la cocinera regale a los internos mazapanes y turrones que ella misma ha preparado. En ese momento llega al internado otro niño que no tiene a donde ir porque su colegio ha cerrado por vacaciones, un chico muy tímido al que le encantan las matemáticas y es un genio con los números. A la vez que él aparece también un tío del Sibiuda, el malintencionado alumno que es el ayudante del director. Este individuo, tan desagradable como su sobrino, resulta ser un cómico experto en imitaciones, que es capaz de disfrazarse y adoptar el mismo aspecto que cualquier otra persona. Gracias a esta habilidad gasta bromas pesadas y comete delitos impunemente tal como pretende hacer a lo largo de esta historia. La intervención de la vaca voladora que ha fabricado Balbina, la amiga y compañera de internado de Fer, resulta decisiva para neutralizarle y para que, por fin, los protagonistas puedan disfrutar de una celebración navideña en paz. Como sucede en los siete primeros episodios de la serie Hopi, este, el octavo, narra una historia de intriga, planteada en términos imaginativos de corte surrealista y escrita con estilo sencillo, adecuado a la capacidad de comprensión del público al que va dirigida.

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