- Editorial: PLANETA
- Año de edición: 2013
- Materia: Novela histórica
- ISBN: 978-84-08-10179-6
- Páginas: 480
- Encuadernación: Rústica
- Colección: Planeta Internacional
- Idioma: Español
20,00 €
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La abundante producción literaria de Christian Jacq está casi en su totalidad dedicada a Egipto, que constituye su pasión y su especialidad. En esta última novela histórica nos introduce en una época y en un tema apasionante: el comienzo de la tercera dinastía faraónica, con el emperador Zóser, y la construcción de la primera gran pirámide, el inmenso túmulo escalonado del propio faraón construido por Imhotep.
Desde el punto de vista histórico, la novela está muy bien documentada en las inscripciones, planos y hallazgos arqueológicos. Nos presenta a una civilización centrada en lo sagrado, en la que el propio faraón tiene una misión religiosa que le excede y para la que debe pedir a ayuda a los dioses. A través de la trama narrativa, que es la más amena de las formas posibles, introduce al lector en las creencias de los antiguos egipcios, su forma de trabajar, la dependencia de su vida y de sus creencias de las crecidas del Nilo, la posición de la mujer, la estructura de la sociedad, su misticismo. Son muchos los detalles que manifiestan esta creencia en el poder de las fuerzas de la naturaleza, ya sea el río, las estrellas, la intuición de los animales, o en la magia (blanca o negra). También en las dificultades para mantener los dos reinos, del norte y del sur, que estaban bajo el dominio del faraón, sus enfrentamientos con las tribus libios y la violencia de estos.
En este contexto, el protagonista de la historia, Imhotep, es mucho más que lo que hoy consideramos simplemente un arquitecto. Desde su juventud hasta su muerte, el lector le acompaña en sus comienzos como fabricante de vasijas, en el descubrimiento de sus poderes mágicos, y en su rápido ascenso hasta convertirse en vidente, gran sacerdote y máximo colaborador del emperador. Es decir, el constructor de una grandiosa morada de eternidad tenía poderes mágicos y una especial conexión con lo divino. La razón de ello es el significado de la propia pirámide, entendida como morada definitiva del gobernador de Egipto y como escalera que une el cielo con la tierra de Egipto.
En el mismo interior del gobierno del faraón crece la envidia y el afán de usurpar el poder. Como antagonista de Zoser e Imhotep aparece un misterioso personaje, la Sombra Roja, que se oculta en el seno del poder para conspirar con las tribus libias por desestabilizar el país. Su identidad se desvelará al final, siempre gracias a la protección de fuerzas mágicas y de los dioses sobre las personas que actúan con rectitud y desinterés personal. La presencia de esta misteriosa figura aporta interés a la lectura, haciéndola amena e inquietante, y despertando así el interés del lector.
Cabe añadir, por último, que en general el autor omite descripciones que puedan ser vulgares, aunque no deja de presentar puntualmente algunos detalles sensuales y otros violentos, como característica de los brutales guerreros libios. La maternidad y la familia se presentan como obstáculos al trabajo y al servicio al Estado, también de forma puntual. Es desafortunada, asimismo, una breve comparación de las creencias egipcias con la fe cristiana en la resurrección.
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