INTERREGNO

Fantasía, realidad y ficción son los ingredientes que forman la trama de Interregno de José Vicente Pascual, relato novelado cuya acción, situada a comienzos del siglo V, transcurre en la zona norte de la Tarraconense, provincia romana de Hispania.
En el agitado marco histórico de una época de transición, caracterizada por los desastrosos efectos de la caída del Imperio de Roma, salvajes tribus invasoras del exterior y belicosos montañeses cántabros y bandidos en el interior, siembran el pánico entre los agricultores granjeros y artesanos de la región.
Nadie reconoce más autoridad ni ley que la fuerza bruta, una vez desaparecidas las estructuras que garantizaban el funcionamiento del antiguo orden romano. Berardo, un caudillo natural aclamado por los suyos, decide crear una plaza fuerte en Vadinia, capaz de frenar a los ejércitos invasores y de servir de refugio a los campesinos de su entorno. A sus tropas se incorporan fugitivos y soldados sin destino dispuestos a restablecer en la zona un espacio de paz. A la muerte de Berardo, se alteran las condiciones anteriores. Su ambicioso hijo Marcio, proclamado rey, lucha sin éxito por el reino con su hermana de sangre, Irmina, que, una vez coronada, tras la muerte de Marcio, repele el ataque de feroces tribus germánicas en busca del fabuloso tesoro custodiado en los sótanos del palacio. Una extensa galería de personajes, todos ellos ficticios, se suceden a lo largo de un relato que resulta premioso, lento y monótono, debido a la densidad de la prosa y a la falta de un hilo argumental capaz de articular los episodios en torno a una trama coherente. Los mitos y leyendas que se alternaban con el cristianismo incipiente se utilizan como elementos literarios que, junto a muertos vivientes y fuerzas de ultratumba crean un clima tenebroso que se supone propio de aquellos años oscuros. Dentro de ese mismo ambiente se incluyen varias escenas de contenido sexual explícito. José Vicente Pascual (Madrid, 1956) es autor de numerosos títulos del género de novela histórica algunos de ellos galardonados con premios literarios como el Azorín 1989 y el Nacional de la Crítica 2002.

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