KARL Y ROSA

La Alemania postprusiana sucumbe, tras el fin de la Primera Guerra Mundial, a la expansión comunista. Diversas facciones entre los sublevados hacen peligrar el éxito de la revolución. El autor, con gran maestría, relata lo ocurrido en Berlín entre noviembre 1918 y enero 1919. Poco a poco introduce en escena a los personajes, verdaderos autores de los hechos que se narran. Vivimos la revolución: arengas, ataques, mediaciones, deslealtades con sus vidas: héroes algunos -–ilusos irrealistas--, muchos toman posturas acomodaticias… ¿Acaso no es razonable evitar enfrentamientos fratricidas y hasta la guerra civil? El ritmo de los acontecimientos se acelera, a la vez que el clima de la duda se instala en todos los representantes de todos los bandos. Y éste es el gran logro de Döblin. Nos hace vivir en un constante umbral entre realidad y ensoñación, ideales subversivos y responsabilidad ante lo provocado, abstencionismo fácil y egoísta frente a heroísmo autoarrogado. Una impresionante escena, el baile de las estatuas, advierte: unos hemos aplastado a otros anteriores a nosotros. Pero todos estamos aquí. La historia nos juzgará. Hay más en juego: un querubín y Satán disputan su señorío sobre una persona. El Bien y el Mal se baten por el mismo hombre, que –incómodo- vive en la Tierra, lugar entre el Cielo y el Infierno.
Döblin muestra un íntegro conocimiento del alma humana, y por supuesto de la historia real que narra. Hace intervenir a los clásicos, que lo siguen siendo: antiguos y de hoy. Porque el hombre siempre se debate entre el sometimiento a sí o a Quien está sobre él. ¿Puede el arrepentimiento salvar al remordimiento? Magnífica novela de valor atemporal, que ha merecido situar a su autor entre los grandes novelistas del siglo XX.

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