LA CARNE DEL CISNE

Tercera novela de una serie (Los dos lados y Un bien relativo), en la que de nuevo Teresa Cardona nos sitúa en El Escorial, en pleno mes de noviembre y diciembre y con la teniente Karen Blecker y el brigada Cano, enfrentándose a un asesinato de una periodista de una revista de corte feminista. Los tres primeros capítulos nos presentan a los principales personajes: Patricia, huérfana y recogida por sus tíos a la muerte de sus padres, con varias relaciones con hombres, César Rubio también periodista, hijo de unos honrados padres, casado y con tres hijos, la teniente y el brigada.

Patricia aparece muerta y violada en la casa de sus tíos en El Escorial, mientras ellos están en el sur de España pasando el invierno. Todas las sospechas caen en César con el que tuvo un enamoramiento y rompieron a iniciativa de él, aunque violentamente, fue acusado de violación y absuelto al no encontrarse pruebas concluyentes. Para los dos después del juicio comenzó un tremendo calvario, y sus vidas se trastocaron terriblemente. Ahora al aparecer Patricia asesinada y con muestras claras de haber sido violada las primeras sospechas recaerán sobre César.

En la novela va a quedar muy bien descrito el carácter de uno y de otro relatado a base de pequeños detalles pero que son muy elocuentes, para hacerse cargo de cómo son y hasta para que el lector se vea llevado a ponerse de parte de uno o de otro. Lo mismo ocurre con la teniente y el brigada, que aunque quedaron bien perfilados en las dos primeras novelas, aquí se ve que dentro de la eficiencia de uno y de otro, son muy distintos pero complementarios. El resto de los guardias civiles quedan bien parados como personas honestas, preocupadas de la gente y trabajando con objetividad y sentimientos. La investigación se lleva con rigor, dando pequeños pasos siempre en buena línea y que llevarán a la resolución, aunque no sencilla, exitosa del caso.

Toda la novela es un alegato contra los malos tratos y la violencia doméstica y se relatan suficientes detalles y casos como para ser conscientes de su gravedad y sin que se carguen las tintas. La novela contiene escenas escabrosas de las violaciones que salpican la historia y la falta de moral sexual de los personajes; la autora no se plantea si el permisivismo sexual y la sexualización de la sociedad pueden tener alguna relación con estas situaciones. La condena de la que califica como moral tradicional es gratuita e incongruente con lo que se quiere defender.

Desde el punto literario la novela es redonda, muy bien escrita y unas descripciones de las personas, del ambiente, de la naturaleza que siempre se agradecen para situar una trama real.

TROA