LA CASA DE LOS NOMBRES

El escritor irlandés Colm Tóibín (1955) ofrece en la novela La casa de los nombres una versión resumida, en prosa, de la Orestíada, trilogía de piezas teatrales en verso escritas por Esquilo, (523 aC.-456 a C.) el primero de los grandes dramaturgos griegos de la Antigüedad.
La acción narra la venganza de la reina Clitemnestra que asesina a su marido el rey Agamenón de Micenas a su regreso de la guerra de Troya, como represalia por haber sacrificado a la joven y bella Ifigenia, hija de ambos, ofrecida a los dioses como víctima propiciatoria para triunfar en la lucha contra los troyanos. Una vez cometido este delito, entrega el poder a Egisto, pariente de Agamenón empeñado en apoderarse del reino y amante de la reina a cuyo hijo, Orestes, se propone eliminar por ser el legítimo heredero de su padre. El joven permanece huido varios años y cuando, ya adulto, regresa a palacio, su hermana mayor, Electra, aquella en quien más confiaba su difunto padre, le facilita los medios para recuperar el trono paterno. El autor conserva en esencia el espíritu de la fuente donde se inspira. Su historia refleja los problemas internos de una madre que ha entregado, engañada, a su hija predilecta para un sacrificio cuya justificación no admite. Frente a ella, su hijo se considera legitimado para vengar la muerte de su padre a traición. La ambición, el miedo y el sufrimiento, el gran tema de toda la producción de Esquilo, aparecen en esta obra enfocados desde una perspectiva actual, que prescinde de adornos épicos para reflejar sólo las complejidades del alma humana. La acción se focaliza de forma alternada en Clitemnestra y Orestes, con una sola intervención de Electra. Los tres, cada uno de ellos en primera persona, expresan su interpretación del conflicto de afectos e intereses que los ha enfrentado y los motivos por los que obran como lo hacen. Despojados del halo legendario de la tragedia original y al margen de las inevitables referencias ambientales, los personajes parecen encarnar una problemática intemporal, que puede situarse en cualquier época y lugar. Al ser conocido de antemano el desenlace, que se atiene al de Esquilo, el desarrollo argumental se centra en el estudio de sus perfiles psicológicos, analizados con notable agudeza y precisión. La novela conjuga una cuidadosa elaboración estilística con la agilidad expresiva que facilita la asimilación de la compleja maraña de sentimientos contradictorios y de pasiones vehementes que sustenta el contenido de fondo de esta moderna relectura de un texto trágico que conserva su vigencia veinticinco siglos después de haber sido llevado a escena por primera vez.

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