LA CHICA

Llama poderosamente la atención que una persona de ochenta años, novelista con prestigio y una situación acomodada, se proponga viajar a Nigeria para documentar una novela que quiere escribir. Eso es lo que ha hecho Edna O’Brien. Según ha contado a la prensa decidió entrevistar a alguna de las niñas víctimas de Boko Haram tras leer el reportaje sobre una mujer joven, apenas una niña, que encontraron en un bosque con un bebé en las manos y el aspecto aterrorizado de quien huye de sus captores.
La chica cuenta una historia, pero a través de ella la autora quiere ser altavoz de tantas niñas moralmente masacradas y físicamente vejadas por hombres embrutecidos sin apenas humanidad. Es la historia de Maryam, secuestrada junto a sus compañeras de colegio y sometida al trato más cruel; porque el maltrato físico es nada frente a las repetidas y brutales violaciones. Una niña que al ser capturada dejó de serlo y que comienza así su relato, “Tiempo atrás fui una niña, pero ya no lo soy”, para después describir cómo se siente “Soy una ciénaga”. Cuando se ve forzada a casarse vive una maternidad en la que ensambla su cariño a su hija, Baby, con el dolor de no poder alimentarla y tenerla que llevar consigo en una huida atroz en la que alumbran pocas luces.
Se trata de un relato vivo, duro, amargo y en ocasiones desgarrador, que sólo salva el buen hacer literario y los recursos dramáticos de la autora. Y también su escritura ágil, su riqueza de vocabulario, su expresividad nítida. O’Brien narra con viveza y realismo e intercala testimonios o copia cartas. Todo ello lleva al lector a meterse en la piel de aquellas personas y en el ambiente desolador de una Nigeria que, como otros países africanos, es masacrada por intereses extranjeros. A veces, móviles económicos y, en este caso, el extremismo islámico de un grupo terrorista.
Edna O´Brien (1930) siempre ha tenido fama de mujer combativa. Nació en una Irlanda rural con un ambiente cerrado al que no quiso plegarse. Estudió Farmacia y ejerció hasta que tras casarse se trasladó a Dublín. Allí comenzó a escribir. Su primera novela fue La chica del campo (1960), tachada de inmoral. Luego siguieron La chica de ojos verdes y Chicas felizmente casadas, novelas independientes con las mismas protagonistas Kate y Baba. Más tarde se tradujeron, entre otras, Un lugar pagano y Las sillitas rojas. También ha publicado poesía, obras de teatro y ha preparado guiones de películas.

TROA