LA CIUDAD DE LA ALEGRÍA

En 1981, el autor propuso a la Madre Teresa de Calcuta realizar una película sobre su vida; para redactar el guión, reunió mucha documentación sobre la enorme ciudad de la India donde la religiosa ejercía su labor.De ahí surgió la redacción de esta novela, basada en hechos reales, que refiere las duras condiciones de vida en un suburbio donde la miseria llega más allá de todo lo imaginable, pero cuyos habitantes conservan una inexplicable sonrisa.Como eje de este testimonio aparece un sacerdote católico francés, que se instala en medio de ellos para llevarles ayuda y consuelo humanos.
A pesar del horror que describe, el autor consigue hábilmente infundir un tono de cierta alegría a su historia. Gracias a esto y al atractivo tono localista con que narra hechos anecdóticos y peculiaridades costumbristas, la obra se lee con un interés que se impone a la repulsión, por la humanidad de los personajes. Quizá el menos auténtico y convincente sea el protagonista, cuya misión es dar paso a las historias de los demás, trazadas en planos paralelos y acertadamente desarrolladas, con ritmo ágil y estilo directo, de factura periodística. La actuación del sacerdote católico no es la propia de un misionero, sino de un benefactor que proporciona remedios físicos y que parece considerar la religión como algo secundario ante necesidades más urgentes.Se trata con desdén al clero católico regular, al que se acusa de atender sólo a los amos, y se da como única válida a la iglesia "de los pobres", entendida de un modo marginal respecto al orden jerárquico de la Iglesia.

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