LA CRUZADA DEL OCÉANO

José Javier Esparza presenta en esta novela histórica una amplia síntesis documental sobre los acontecimientos desarrollados entre el descubrimiento de América a finales del s. XV (1492) y mediados del XVI, una vez consolidada la presencia de España en las nuevas tierras incorporadas a la Corona.
El periodista e historiador José Javier Esparza reconstruye los hechos narrados por orden cronológico desde la llegada de Colón al Monasterio de La Rábida al desembarco en las tres carabelas a su mando en las playas del mar Caribe. Los hechos se relatan con estilo sencillo y ágil, atento a los detalles del ambiente que rodeaba a los expedicionarios en sus viajes marítimos y terrestres. Las grandes figuras de la conquista, desde Hernán Cortés y Francisco Pizarro, a Hernando de Soto, Vázquez Coronado y Orellana a Cabeza de Vaca, Diego de Almagro y Vasco Núñez de Balboa, se convierten en protagonistas de una epopeya legendaria. Apenas en medio siglo, como bien destaca el autor, navegantes, cartógrafos, capitanes y soldados, clérigos y religiosos recorren miles leguas, en barco, a caballo o a pie, someten grandes imperios, fundan ciudades, crean universidades y abren rutas comerciales a través del Atlántico, primero y del Pacífico después hasta Extremo Oriente. No faltaron, como en cualquier empresa de conquista, episodios de violencia y crueldad extremas, actos de rapiña, conspiraciones y crímenes, que ensombrecieron la historia de aquellos años. Pueden citarse como ejemplo las muertes de Núñez de Balboa y Diego de Almagro o el asesinato de Pizarro, sin olvidar los abusos de encomenderos y colonos, denunciados por misioneros, frailes y moralistas como primeros defensores de los derechos humanos de los pueblos sometidos. Se destaca el valor de la obra civilizadora de España que cumplió un destacado papel en la extensión de la cultura occidental y del cristianismo en el continente americano. En el epílogo se da noticia de la expedición dirigida por el médico alicantino doctor Balmis, introductor por orden del rey Carlos IV de la vacuna de la viruela en la América hispana, evitando así la propagación de la hasta entonces incurable enfermedad.

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