LA DAMA

Ragnar Jónasson (Reikiavik, 1976) cuenta ya con un buen grupo de novelas policiacas a las que se une la serie de la Inspectora jefe Hulda que con 64 años y después de trabajar toda su vida en la policía tiene que jubilarse dentro de unos meses; sin embargo, el jefe le permite, de mala gana, que por su cuenta reabra alguno de los casos que no han podido ser resueltos, ya que los que llevaba ella han sido reasignados y el que le va a sustituir se va a hacer cargo de todo.

Después del tremendo bajón de ánimo que tiene acabará cogiendo las cosas con la fuerza que siempre ha tenido y se dedicará a un caso no resuelto. El caso que escoge es el de una mujer rusa -Elena- que era una emigrante y que estaba esperando los papeles para legalizar su situación, pero que apareció muerta en el mar. El compañero que llevó el caso en su momento era un chapucero e incompetente y lo cerró de cualquier manera, como si fuera un suicidio o un simple accidente. Hulda se entrega con entusiasmo a un trabajo difícil porque además lo tiene que resolver en pocos días que es lo que le permite el jefe, sobre todo después de que sin saberlo haya interferido en otro caso de mayor importancia.

Al encontrarse en esta situación, con la jubilación efectiva en poco tiempo, siente mucho la soledad, ya que su marido murió y la única hija que tuvo también está muerta. Datos que se van conociendo en la novela por las confidencias que tiene con un médico también jubilado con el que intenta paliar su aislamiento y que nos descubren un pasado difícil y turbio.

Se van sucediendo en la novela acontecimientos de los que no se sabe nada y que son historias del pasado y que le toca al lector intentar unirlos, aunque al final se desvelan y se unen, pero es un recurso quizá demasiado fácil y poco satisfactorio para lograr mantener la atención. Como es habitual en estas novelas, después de mucho trabajo y sacando pequeños datos muy poco a poco recorriendo los sitios donde ha estado Elena y visitando a las pocas personas con las que ha tenido relación, cuando parece que es un callejón sin salida, Hulda acaba por entender la situación y descubrir al asesino. Pero a pesar de conocer quién es el asesino, el final no está claro y hace suponer que tendrá que venir otro relato para poder conocer el desenlace.

La novela refleja muy bien los espacios naturales salvajes y violentos de la isla. Los caracteres de las personas, bien descritos, facilitan conocer una sociedad cuyas personas están muy vacías interiormente y faltas de una mínima ética en muchos casos.

TROA