- Editorial: ULISES
- Año de edición: 2019
- Materia: Narrativa clásica
- ISBN: 978-84-16300-72-3
- Páginas: 300
- Encuadernación: Rústica
- Colección: < Genérica >
- Idioma: Español
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Instalado en su magnífica villa de Fontana Rosa, en Menton, y convertido en uno de los escritores que más libros vendían en todo el mundo, Vicente Blasco Ibáñez se adentró en los territorios de la novela corta, género exitoso y popular en la Península, ante la insistencia del editor Artemio Precioso. Así, entre 1922 y 1926, se publicaron en La Novela de Hoy los cinco relatos que integran la presente antología. En ellos se reconocen los rasgos característicos de la narrativa blasquista, aunque ahora destacan escenarios y ambientes sobradamente conocidos por un escritor que se consideraba ciudadano del mundo, dotando estas novelas cortas de un sesgo cosmopolita. Se significan en estas historias, asimismo, personajes como el de la mujer fatal o el tipo del ruso expulsado a la Costa Azul por la revolución soviética; motivos como la capacidad de sugestión de la cinematografía y la presencia de un cierto tono melancólico que le permite entrever al lector los recovecos de la intimidad del novelista.
Pocos escritores como Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 1867-Menton, 1928) lograron superar a sus creaciones en dimensión novelesca. En él identificamos a uno de los novelistas más traducidos a todos los idiomas. Pero Blasco también fue un agitador político y un luchador infatigable por el progreso y los ideales republicanos. Por si no fuera suficiente, se dedicó al periodismo (fundando el diario El Pueblo y erigiéndose en cronista privilegiado de la Gran Guerra), ofició como avispado editor (recuérdese su destacada labor desde Prometeo), se aventuró como colono agrícola en dos vastas colonias en Argentina, dirigió sus propias películas y escribió guiones para Hollywood. Figura polémica para muchos, expuso su vida en varios duelos y pisó la cárcel en numerosas ocasiones. En cambio, se relacionó con notables personalidades de la política y del arte, mientras recibía homenajes en las más distintas latitudes. Colmado por la riqueza, en fin, hizo ostentación sus triunfos y, a través de continuos viajes, demostró su hedonismo y su carácter de moderno conquistador.
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