LA ESPERANZA DE SOPHIA

Nos encontramos en Berlín, 1926. Sophia, estudiante de Química en la Universidad y esperanza de su padre, empresario de comercios de droguería en Berlín, tiene una pasión y un sueño: crear sus propias cremas y continuar en el negocio familiar. Una aventura romántica termina en escándalo y rechazada por sus padres, emigra a París con una amiga que consigue trabajo en Folies Bergère. Allí sufre penuria y soledad, hasta que topa con los salones de belleza de Helena Rubinstein, considerados por ella misma como templos del arte. Elabora una crema prodigiosa con la que convence a la gran dama de la cosmética de su talento y posibilidades. Esta le ofrece empleo y la propuesta de trabajar en un ambicioso proyecto en sus salones de Nueva York. Todo a cambio de volcarse al máximo en su vida laboral, olvidando otros compromisos o sueños personales. Sophia acepta, pero allí se verá inmersa en tensiones e intrigas ocasionadas por la ambición de Madame Rubinstein, la rivalidad legendaria entre Helena Rubinstein y Elizabeth Arden, y la aparición del elegante diseñador Darren O'Connor.
Durante dos años se suceden aventuras y situaciones que emocionan y obligan a los protagonistas a cambiar, amar, odiar o tomar decisiones vitales. La tensión y emoción están aseguradas y las intrigas se suceden con ritmo de una buena serie, con sorprendentes giros en tan variados escenarios como París, Manhattan, Brooklin, Herald Square, Gardiners Island, etc.
Las amistades que se presentan tienen un papel decisivo. Se valoran la lealtad y la maternidad. También se presenta la necesaria conciliación trabajo-familia. De modo ameno conocemos un poco más el complicado mundo de la cosmética, el ambiente artístico y de ocio de Estados Unidos en los años 30 del pasado siglo.
El estilo es correcto, pero se agradecería una mayor penetración psicológica en los personajes y una solución más efectiva y sorprendente en las intrigas planteadas.

TROA