LA GALERIA DEL RUISEÑOR

A mediados del siglo XIV, un novicio inglés escapa del monasterio de dominicos e induce a su hermano menor a que, imbuido de sus sueños de gloria, vaya con él a la guerra contra Francia. El muchacho muere en la batalla y el protagonista vuelve al convento, se ordena sacerdote y, como penitencia, es enviado por el prior a atender la parroquia de un barrio miserable de Londres; a la vez, fray Athelstan deberá actuar como escribano del forense de la ciudad. En esta primera novela de la serie que protagoniza, el dominico investiga la muerte de un rico mercader, al parecer envenenado por su criado.
Se trata de un relato de corte bastante clásico dentro del género, cuya única originalidad estriba en la condición religiosa del personaje central y en la localización temporal de la trama. Escrito de modo directo y con mucho diálogo, se centra en las pesquisas detectivescas, a base de exóticos venenos de efecto instantáneo, y dedica menor atención al aspecto histórico. En cambio, el autor inserta numerosas pinceladas costumbristas, con profusión de detalles escatológicos, dando una visión realista y documentada, aunque negativa en su conjunto, de la vida londinense. Fray Athelstan parece cumplir con su ministerio por sentido del deber y para expiación de sus culpas más que por verdadera vocación; medio enamorado de una hermosa viuda, trata de rechazar la tentación, sin cortar radicalmente con ella. Otro personaje es un sacerdote homosexual y vengativo, cuestión que se trata sin pormenores.

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