LA GRAN ILUSIÓN

Un periodista y un poeta, enamorados de la misma joven, protagonizan, junto con ella, la acción de esta novela, publicada en 1928 por el escritor finlandés Mika Waltari (1908-1979). La gran ilusión, que transcurre en Helsinki y París, refleja el clima de frivolidad y bohemia característico de la juventud dorada europea en la década de 1920.
La obra, primera de la producción literaria del autor, aparecida cuando contaba diecinueve años, se caracteriza por trazar el retrato de unos personajes cuyos hábitos y formas de vida se revelan de raigambre netamente urbana y marcada por el desinterés hacia la actividad laboral. Tanto el periodista, que parece disponer de un patrimonio personal sólido, como el poeta, cuya familia se arruinó con la guerra, llevan una existencia parecida, con la salvedad de que mientras uno gasta su dinero, el otro vive del que le prestan los demás. En ocasiones ambos desempeñan trabajos profesionales pero siempre con menos esfuerzo del que dedican a la bebida y a la diversión. Cuando se encuentran sobrios, mantienen largas conversaciones especulativas donde se manifiestan como intelectuales ilustrados, un tanto cínicos y escépticos. Sin embargo el autor, hijo de un pastor luterano, distingue e incluso contrapone la práctica sexual y el amor, hasta el punto de que ni el poeta ni el periodista mantienen relaciones con la mujer que aman, mucho menos estricta que ellos en este punto. Tanto la atmósfera narrativa como la trama están bien elaboradas, pese a que el desarrollo argumental muestra algunas deficiencias técnicas que revelan la inexperiencia del autor. A lo largo de varios años, los personajes centrales tratan de satisfacer sus ansias de felicidad con persistente optimismo. Sin embargo, el desenlace final tiende a subrayar que sus años de disipación han concluido, para el periodista, con un legado de melancólica frustración y soledad, y, en el caso del poeta, de forma trágica, al conocer que está afectado por una enfermedad incurable. Con su primera producción narrativa, Mika Waltari ha dejado un testimonio minucioso, elegante y escrito con prosa cuidada, de frases cortas y matizada adjetivación, sobre la generación perdida de la Europa de entreguerras.

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