LA HABITACIÓN

Un funcionario de la Administración estatal de Suecia protagoniza este relato titulado La habitación y escrito por Jonas Karlsson (Suecia, 1971) novelista y actor cinematográfico. Se refiere en primera persona, a las dificultades a las que se enfrenta para adaptarse a un cambio forzado de puesto de trabajo que no supone un ascenso en ningún sentido. La acción refleja la fría acogida de sus compañeros y el desagrado que le produce que su mesa esté instalada en el centro de una sala común, sin tabique o mampara que le preste un poco de intimidad. Cuando descubre en el pasillo la puerta de una habitación donde hay un despacho bien instalado y, al parecer, desocupado, se decide a instalarse en él a escondidas, para disfrutar de unos momentos de soledad y trabajar mejor.
La novela plantea la figura del típico burócrata, puntilloso y compulsivo, percibido como un raro espécimen por los que le rodean. La trama, original en su concepción y desarrollada por medio de un tratamiento argumental surrealista, de resonancias kafkianas por su tendencia al absurdo, despierta en el lector reacciones de intriga y desconcierto. La focalización narrativa atribuida al protagonista, implica que se acepten sus puntos de vista, aunque a medida que el personaje cuenta sus experiencias y las reacciones de colegas y jefes, empiezan a surgir ciertas sospechas sobre la capacidad del protagonista para percibir el mundo real, debido a su tendencia a la ensoñación para evadirse de situaciones y personas que le desagradan. Su perfil psicológico, típico de la sociedad urbana, representa la situación, a medias entre la parodia y la tragedia, del hombre solitario, incapaz de relacionarse de forma asertiva con los demás, cuyo aislamiento le lleva a mostrar evidentes síntomas de desequilibrio mental. Escrita con estilo sobrio y bien resuelta técnicamente, a base de capítulos breves y situaciones trazadas con rasgos escuetos e inteligentes la obra a través de hechos apenas significativos, induce a reflexionar sobre la soledad, la comunicación y la indefensión afectiva.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa