LA ISLA DE LAS MIL HISTORIAS

La escritora inglesa Catherine Banner (Cambridge, 1989) que se dio a conocer gracias al éxito de una trilogía de novelas juveniles, aborda en La isla de las mil historias por primera vez la narrativa para adultos. El título corresponde a una novela ambientada en Castelmare, una pequeña isla imaginaria, próxima a Sicilia, situada frente a la ciudad de Siracusa. La acción comienza en vísperas del estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914, y se prolonga hasta finales de la década inicial del siglo XXI. Los protagonistas son los miembros de la familia de un médico florentino que llega destinado a la isla, contrae matrimonio con la maestra local y vive allí toda su vida. Dos de sus tres hijos mueren durante la Segunda Guerra Mundial y su hija María-Grazia se casa con un paracaidista inglés, caído al mar cerca de la isla durante el desembarco de los Aliados en Sicilia. Los dos hijos de Maria-Grazia continúan la costumbre del abuelo médico de recopilar las leyendas y tradiciones orales que forman parte del rico y animado folklore local.
La obra está elaborada como un relato coral donde participan muchos de los habitantes de aquel pequeño mundo insular cerrado sobre sí mismo. Las dificultades de vivir en un lugar pobre y atrasado que se mantiene a nivel de subsistencia, les exigen una mutua y constante colaboración entre ellos para hacer frente a las necesidades diarias. Cada uno lo sabe casi todo de los demás y las murmuraciones son constantes, pero nadie roba a nadie y, en casos extremos, hasta se olvidan rencores y se perdonan las ofensas. La presencia del párroco y la devoción a una santa Ágata, venerada por el pueblo aunque su existencia no está muy documentada, actúan como elementos moderadores de los malos instintos y tendencias pecaminosas de los isleños. En este marco la autora encuadra el proceso de evolución social y política vivido en Castelmare a lo largo del siglo XX. La guerra primero, el fascismo después, la guerra de nuevo, el comunismo a continuación, luego el gran desarrollo económico y por último la crisis financiera de 2008, jalonan un acontecer histórico lleno de vaivenes que los personajes no siempre asimilan pero que aprenden a sobrellevar. Elementos costumbristas y descripciones de paisajes, bien dosificados y elaborados con detalle, sitúan con expresivo realismo a los distintos personajes en los lugares exactos donde les corresponde estar y para que actúen de modo consecuente con su perfil psicológico y su posición social. La autora, que demuestra conocer bien la mentalidad de los habitantes del sur de Italia y su peculiar forma de entender la vida, acierta a convertirla en materia literaria de buena calidad a través de un denso entramado de historias individuales interconectadas entre sí. Con un fondo de benévolo sentido del humor, pone de manifiesto lo que de arrebatos emocionales y astutas maniobras manipuladoras se oculta bajo falsas apariencia de calma, ingenuidad e ignorancia, convincentes a primera vista. Escrita con estilo ágil y vocabulario sencillo la novela, pese a su extensión, se lee sin esfuerzo y encierra notable interés humano. La mezcla de cristianismo, superstición y permisivismo moral que predomina en la sociedad de Castelmare, queda patente en la situación irregular de algunos nacimientos y de ciertas parejas, aunque no da lugar a descripciones realistas y, cuando es posible, el matrimonio formal acaba por imponerse.

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