LA ISLA DE LAS ÚLTIMAS VOCES

Mikel Santiago (Portugalete, 1975) prosigue su camino en el género del thriller con la Isla de las mil voces. La acción arranca cuando diez personas viajan en un vuelo sin registrar en el que transportan una misteriosa caja. El avión, empujado por una fuerte tormenta, aterriza en Sta. Kilda, una isla perdida del Mar del Norte, sin que parezca quedar rastro de sus tripulantes. El lugar está solitario ya que casi todos sus habitantes han huido ante las inclemencias climáticas.
Entre los que permanecen está Carmen, una española que trabaja en el hotel local, varios pescadores que descubren la caja metálica que iba en el avión y un ingeniero que acude a investigar, pero nadie es capaz de saber lo que hay en su interior. A causa de una interferencia eléctrica, la isla se queda a oscuras, situación que añade un mayor ambiente de terror a la novela.
A partir de ahí se desarrolla una trama cuajada de dramatismo en torno a los vecinos de Sta. Kilda. Mikel Santiago narra con ritmo frenético, alterna diferentes puntos de vista e incluye sorprendentes giros narrativos que contribuyen a aumentar la tensión psicológica y en esa siniestra atmósfera aflora el lado más oscuro de la persona. Mientras Carmen, también deseada por otros, vive un idilio con su amante, crecen turbios intereses. Aparece una mujer que se dice portadora de un mensaje salvador por parte de Dios y decide castigar a los pecadores, se produce el suicidio de una vecina y abundan los ataques violentos por parte de algunos pescadores hasta que llega el primer asesinato que no será el único y el deseo sexual se convierte en violación.
Parece que la locura ha invadido la isla cuando aparece un náufrago que puede estar relacionado con lo ocurrido hasta el momento. La novela incorpora numerosos elementos rocambolescos, incluso rozando lo fantástico, con la finalidad de crear una tensión y angustia que sitúen al límite a sus protagonistas. El relato, bien ambientado en los aspectos geográficos, está escrito con prosa y lenguaje sencillos y un estilo muy visual; lo importante en el libro no son los recursos formales literarios sino lograr una espiral de extraños acontecimientos que logren atrapar al lector.

Reyes Cáceres