- Editorial: TUSQUETS
- Año de edición: 2018
- Materia: Narrativa contemporánea
- ISBN: 978-84-9066-564-0
- Páginas: 432
- Encuadernación: Rústica
- Colección: Andanzas
- Idioma: Español
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Casi todas las novelas de Murakami siguen un esquema parecido: una narración de vida ordinaria en la que, de pronto, se introduce un elemento de misterio de otro mundo (no bien precisado nunca); y todo se sazona con algunas escenas de sexo a la vez crudo y aséptico.
La última, La muerte del comendador, libro I, cumple a rajatabla ese procedimiento. Un pintor de 36 años, nada famoso, divorciado, va a vivir a una casa que le presta un amigo. Allí oye por la noche una campanilla que procede de una especie de tumba que hay en el jardín
Un misterioso vecino le encarga un retrato
Los dos abrirán la tumba en la que solo está la campanilla que sonaba
Luego se sabrá que allí estaba una idea que se encarna en un hombrecillo invisible, que copia un personaje de un cuadro de un pintor japonés que representa la muerte de un comendador
El pintor lo asocia a la escena inicial de la ópera Don Giovanni, de Mozart. Porque esta es otra de las constantes de Murakami; sus referencias culturales son occidentales: Schubert, el jazz, Alicia en el país de las maravillas
Todo muy misterioso, servido por una prosa amena y por un indudable arte de contar historias. Pero no hay alma, no hay profundidad en esta novela, como no la hay en la mayoría de las obras de Murakami. Se entiende, sin embargo, que tenga tantos lectores: proporciona ingredientes que hoy gustan a un cierto público: amenidad, esoterismo y sexo. Sus reflexiones son a veces muy triviales: me recuerdan los textos de las galletas chinas.
Con todo, poco más se puede decir de esta novela, porque estamos solo ante el libro primero. Todas las historias están solo planteadas a pesar de que hemos leído 432 páginas- a la espera de la resolución en el libro II. Como en cualquier historia, para juzgar hay que esperar al final y aquí aún no existe. El juicio solo puede ser provisional.
Lo corriente es que a un sugestivo planteamiento no siga un conseguido final. Si en el segundo volumen eso se consigue, es claro que el primer volumen quedará revalorizado. Si no, estaremos ante una de las novelas más flojas de Murakami.
Rafael Gómez
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