LA MUJER QUE LEÍA DEMASIADO

Comienza la novela, ambientada en Persia a mediados del siglo XIX, con un atentado contra el Sha que, con su familia, vive amenazado por las intrigas y traiciones de sus ambiciosos visires. Viven en un ambiente de lujo y exotismo que contrasta con la miseria en que habita el pueblo, sumamente oprimido y donde las mujeres permanecen sometidas al varón. En ese contexto llega a la corte la poetisa Tahirih, mujer sensual, valiente y muy lectora, con ideas avanzadas acerca de la mujer, que se atreve a no llevar velo. La mantienen en prisión, pero ella induce a la lectura a toda la población, conquistándola con su inteligencia, también al Sha.
El relato avanza y retrocede en dos planos temporales: la muerte del Sha y su conocimiento de la poetisa, planos que en algún momento resultan poco clarificados para el lector. La novela, escrita en estilo indirecto, se apoya en una prosa correcta, en ocasiones poco pulida, que se despliega en abundantes y detallistas descripciones, en las que los personajes ofrecen un nivel psicológico aceptable. La autora, británica de origen iraní, rescata del olvido a un singular personaje y presenta una temática interesante, bien documentada y ambientada históricamente, pero sin alcanzar un nivel óptimo desde un punto de vista literario.

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