LA NIÑA QUE ESCUPÍA FUEGO

Mina tiene once años y vive en un pequeño pueblo del Piamonte. Un cáncer agresivo la hace estar ingresada unos meses en un hospital pediátrico en Turín. Allí conoce a Lorenzo. Tiene la edad de Mina, y está furioso. Se hacen amigos y juntos, liberan su rabia y usan su imaginación como un arma mágica.
Mina es una niña llena de fantasía, le gustan los dientes de león, el atún enlatado, los libros, la ricota, las luciérnagas y sobre todo los dragones y las llamas que salen de sus bocas. A los dragones nadie los mata, son muy fuertes y por eso ella se siente como uno de ellos. En la novela se mezclan fantasía, y realidad. Personajes como Scooby, Shuggy, Vilma, Shrek, Voldemort, Gerónimo Stilton, tienen un papel importante en su mundo feliz. Sus padres, su hermana pequeña Olivia y los abuelos son un fuerte referente y siempre están allí, con ella. También aparecen figuras entrañables del hospital: el enfermero Paolo, el cura “señor del atún”, la doctora Bosco…
Por su fuerza y emotividad se nota que es un relato autobiográfico. La distancia de lo superado le da un toque poético y de madurez. Esto hace que sea más adecuado para adolescentes de más de 13 años, que se identificarán con los ídolos de su infancia.
Destaca el sentido positivo de la familia y la necesidad de tener verdaderos amigos. Se palpa cierta visión trascendental y una valoración agradecida de la religión.
El estilo es correcto. Tiene agudeza en las descripciones psicológicas.
Quizás los días de hospital y las constantes pruebas y sesiones de quimio se pueden hacer un poco largas.

TROA