LA NOCHE DE AUSCHWITZ

Esta no es otra novela sobre el holocausto. Quien comience a leer este pequeño relato se encontrará con algo distinto. Se trata de un escrito autobiográfico que no busca ser leído ni suscitar compasión. Son únicamente unas notas de la autora, quién sabe si solo para sí misma o para su familia, en las que de un modo conciso y sobrio relata la última etapa de la vida de sus padres y hermanos. También distingue este relato el desarrollarse en tierra italiana, donde también hubo persecución contra los judíos, pero con circunstancias menos conocidas.
“Me llamo Piara Sonnino. Nací hace treinta y ocho años en Portici, cerca de Nápoles. Fui la cuarta hija que tuvieron mis padres, Giorgia Milani y mi padre Ettore. Su matrimonio celebrado en Roma, según el rito judío, en 1910, fue fastuoso, como correspondía al nivel social de ambas familias”. Así comienza Sonnino su relato, en el que ya no habrá más lugar para las fiestas. Su familia, judía pero poco religiosa, no tuvo mucha relación con los de su raza hasta que en 1938 comienza aplicarse la legislación antijudía, que los aísla y agrupa. El reflexivo prólogo de la profesora Marina Sanfilippo aclara bien sus circunstancias familiares y el momento político.
Piera Sonnino (1921-1999) escribe con el tono íntimo de quien no quiere exhibir sus sentimientos ni los de su familia. Su lenguaje quiere velar tanto dolor. Se limita a constatar sus vivencias con un lenguaje medido. Escribe con frases breves y un estilo expresivo, personal, propio de un diario. Pero escribe bien y su relato tiene el interés y el calor de una familia, que ve truncarse sus esperanzas.
“A las primeras discriminaciones y prohibiciones le siguieron otras. (..) Día a día nuestro margen vital y de libertad se iba reduciendo paulatinamente”. La familia sufre penuria por la dificultad de encontrar trabajo y tienen que cambiar de domicilio “Ocultábamos nuestra miseria a los extraños con todos los medios posibles”, anota.
Hasta que tras pasar por duros avatares, son arrestados. Un duro viaje por distintos campos de tránsito, les hace terminar en los terribles barracones de Auschwitz. Sólo regresará Piera, que tras cinco años de recuperación, reemprende su vida. Se casará con un periodista, y serán sus hijas las que saquen a la luz sus notas mecanografiadas en 1960.

Carmen Juste