LA OSCURA LUZ DEL SOL DE MEDIANOCHE

La novelista Cecilia Ekbäck sitúa la acción de La oscura luz del sol de medianoche en 1855, en la región de Suecia habitada por los nómadas de Laponia, etnia a la que pertenece la autora por herencia familiar, aunque se haya incorporado plenamente a la lengua y cultura del país.
El protagonista, Magnus Stille, geólogo de profesión y hombre de confianza del ministro Karl Rosenmblad, recibe el encargo de viajar a Blackasen, una apartada localidad del norte de Suecia, con el fin de informar sobre la actitud supuestamente levantisca de los lapones. El asesinato de dos colonos y un geólogo, atribuido a un miembro de esa raza, ha sembrado la alarma en el gobierno que se disponía a explotar yacimientos de hierro situados en la mítica montaña de Blackasen, que daba nombre a la aldea. Como favor personal, el ministro encomienda a Magnus la custodia de su rebelde hija Lovisa a la que desea apartar lo más posible de Estocolmo debido a su conducta irregular. Llegada a su destino, la expedición accede a una zona de bosques, fronteriza con Noruega, donde el sol de medianoche crea un ambiente misterioso del que participa el pueblo lapón, anclado en viejas creencias animistas y ritos paganos. Los escasos colonos suecos viven apartados de los indómitos nómadas aunque los clérigos luteranos procuran atraerlos, sin demasiado éxito, al cristianismo. Los forasteros son recibidos con desconfianza por unos y otros, ante el temor de que las autoridades tomen medidas de control que perjudiquen sus intereses. Los lapones recelan de las intenciones del geólogo y se oponen a cualquier tipo de explotación que altere la paz de su montaña mientras los colonos ocultan el rico yacimiento de oro que alberga en su interior. Por esta causa nuevos crímenes se añaden a los anteriores sin que la mediación de Magnus con la ayuda de la anciana lapona Biijá logre eliminar los odios y rencillas que enfrentan a su pueblo con los colonos suecos.
Los paisajes agrestes de la región, iluminados por el obsesivo resplandor del eterno sol de verano, forman parte esencial de la trama que muestra en ocasiones un excesivo aire de neurosis agravado por el drama de un pueblo primitivo que se niega a renunciar a sus ideas, religión, lengua y cultura. Los protagonistas, Magnus, Lovisa y Biijá, se alternan en el relato de los episodios que, cada uno de ellos describe de acuerdo con su carácter, mentalidad y circunstancias. Queda así completado el desarrollo de una trama que refleja con estilo sobrio los sentimientos, afanes y luchas de unos personajes humanos rodeados de un entorno de notable dureza tanto referido al clima como a las condiciones culturales y sociales.

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