LA PACIENTE SILENCIOSA

La paciente silenciosa, primera novela de Alex Michaelides (Chipre, 1977), es un thriller psicológico ambientado en Londres. Allí vive Alicia Berenson, famosa pintora, transgresora desde el punto de vista artístico, que con su marido, Gabriel, fotógrafo de moda, forman una pareja aparentemente feliz hasta que, sorprendentemente, una noche ella le dispara su marido cinco tiros en la cara y le mata.
Cuando la noticia se hace pública, su fama crece como la espuma y sus cuadros se cotizan a alto precio; mientras, ella es ingresada en The Grove, una unidad forense segura de la ciudad y a partir de ese momento guarda silencio y se niega a hablar sobre lo sucedido ni sobre ninguna otra cuestión. Esta trama criminal se trenza con la historia de Theo Faber, un psicoterapeuta algo acomplejado que aún no ha olvidado su infancia de maltrato paterno y que vive con su novia de la que sospecha que le engaña ya que ha descubierto unos correos electrónicos de contenido sexual agresivo.
El crimen de Alicia Berenson obsesiona a Theo y decide investigar el misterio que se esconde en su cerebro así como el motivo de su horrible acción; logra que le acepten en The Grove para trabajar en el caso e intenta por todos los medios hacerla hablar, pero ella sigue en silencio a pesar de las numerosas sesiones que le dedica. Se trata de un proyecto difícil y lento que se convierte para él en un reto. Además de acceder al diario de Alicia en el que encuentra interesantes datos, Theo entabla conversaciones con familiares y amigos de la pareja que le aportan algunos detalles que, en principio, parecen ajenos a la tragedia.
Michaelides sorprende en este debut literario con un relato inquietante e ingenioso que en algún momento muestra matices oscuros, ya que ahonda en complejos aspectos psicológicos y en heridas o secretos que no acaban de resolverse. Técnicamente, el libro se resuelve con una prosa que mantiene siempre la tensión y unos recursos narrativos sumamente intrigantes. La novela, escrita con buen ritmo, se cierra con un final digno de los maestros del género.

Reyes Cáceres