LA PATENTE DE CORSO

Duodécimo episodio de la serie novelística protagonizada por el capitán Aubrey y el doctor Maturin. Expulsado de la Armada debido a un escándalo financiero en el que se involucró por ignorancia, Aubrey manda un barco corsario propiedad de Maturin, convertido en rico por una herencia. Ya desde el comienzo, la empresa rinde buenos beneficios económicos, y prestigia a Aubrey respecto a su posible rehabilitación.
La obra, muy similar de fondo y forma a sus antecesoras de ciclo, refleja aspectos de la vida de los ingleses a principios del siglo XIX, y en especial de la peculiar institución de las "patentes de corso". Salvo por el hecho de hacer partícipe a la Corona de sus ganancias, las naves de guerra privadas que contaban con esta franquicia en nada se diferenciaban de los tradicionales barcos piratas que tanto contribuyeron durante siglos a la economía inglesa. La narración de este tipo de escenas costumbristas alterna en la novela con los capítulos dedicados a la navegación a vela, haciendo que la acción resulte variada y la trama más compleja e interesante. Escrita con el estilo vigoroso y sutilmente humorístico que caracteriza al autor, su lectura no defraudará a quienes sigan asiduamente el desarrollo de esta serie.

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