LA QUÍMICA

Stephenie Meyer, autora de la saga Crepúsculo, narra en La Química una historia de intriga protagonizada por una joven licenciada en medicina que trabajó para la CIA en una investigación sobre preparados químicos inyectables que permitirían realizar a los detenidos interrogatorios bajo tortura sin dejar huellas en sus cuerpos.
Una vez terminada la preparación de estos líquidos, se decidió eliminar tanto a ella como a su jefe, por el hecho de saber demasiado sobre las prácticas ilegales. Sin embargo, cuando un gas letal invadió el laboratorio donde ambos trabajaban, la protagonista, que acababa de abandonar el local, logró salvar la vida. Desde entonces su existencia se convierte en una continua huida, hasta que recibe una llamada de sus antiguos jefes pidiéndole ayuda para salvar inocentes de un grave peligro. Aunque desconfía, acepta colaborar y de nuevo se envuelta en una maraña de engaños y escapadas cuyo desarrollo constituye la trama de esta novela. La obra, de extensión sobredimensionada, es un típico producto comercial de consumo sin apenas puntos de contacto con la creación literaria. La protagonista se asemeja más a una superheroína de comic que a una figura humana, tanto debido a su modo de obrar como por la configuración de su perfil personal. Furiosa contra quienes se proponen asesinarla por haber realizado la tarea para la cual la habían contratado, se convierte en marioneta que actúa de modo mecánico, sin sentimientos, preocupada tan solo por la supervivencia momentánea. La autora ha querido suavizar esta inhumana configuración añadiendo a la intriga una serie de elementos sentimentales a cargo de un personaje que se cruza por error en el camino de “la Química”. Mientras ella perseguía a alguien relacionado con el narcotráfico, a cambio de dejar de ser perseguida, se confunde de objetivo y secuestra no al personaje supuestamente peligroso, sino a su hermano gemelo, un inocente profesor de lengua y literatura que, ni bajo tortura, puede confesar algo que ignora. Una vez descubierta la confusión, ambos que continúan junto pese a las tensas situaciones que les rodean, acaban por enamorarse. Compuesta por una extensa serie de secuencias dinámicas, enlazadas entre sí de modo poco elaborado desde el punto de vista técnico, repetitivas en su tratamiento y escrita con estilo carente de relieve estético, la novela mantiene la intriga a base de recursos elementales y su lectura apenas compensa el esfuerzo que su número de páginas exige. Los elementos sentimentales muy abundantes, no implican referencias concretas a relaciones sexuales entre los personajes centrales.

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