LA REINA DE LOS SUEÑOS

Protagonizan esta novela dos mujeres: la madre y su marido, nacidos en India, pertenecen al pueblo sij, y fueron educados en su patria antes de emigrar a Estados Unidos; la hija, nacida ya en California, tiene plena conciencia de sus orígenes pero culturalmente se identifica con su país natal.
El contraste entre estas dos generaciones, unidas por muchos vínculos pero separadas por distintos grados de adaptación al mundo occidental, constituye el fondo de la trama narrativa, desarrollada en planos paralelos. Por medio de capítulos alternativamente dedicados a una y a otra, se profundiza en los muchos matices que estas discrepancias y coincidencias manifiestan. Mientras la hija, más pragmática, trabaja como pintora y es socia de una casa de té, la madre practica la adivinación mediante la interpretación de los sueños, de acuerdo con los rituales que aprendió en India dentro de una comunidad religiosa sij. La obra está hábilmente desarrollada entre la problemática, muy americana, de una joven divorciada, madre de una niña, que quiere vender sus cuadros y cuyo negocio va mal por la competencia que le hace un establecimiento vecino, y el entorno onírico en que se encierra su madre, donde no permite que nadie, ni su marido ni su hija, penetre. La ambientación es sugestiva y el estilo, sencillo y ameno, permite una lectura fácil que resulta entretenida. Aunque la historia se centra en el fenómeno de la transculturación, la creencia en el contenido profético de los sueños, más allá de la mera interpretación psicológica, pone de relieve que ha sido escrita por alguien que no participa de la espiritualidad cristiana.

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