LA SEÑORA STENDHAL

Rafael Nadal (Girona, 1954), presenta una novela que se desarrolla en el último año de la guerra civil española (1939) y la post-guerra, en un pueblo pequeño de la provincia de Gerona, cercano a donde viven los maquis de las montañas del Pirineo. A partir de una postal encontrada en una librería de Gerona, donde se ve un paisaje de dos hileras de árboles con una caseta blanca y una chopera, la voz del narrador, Lucas, revive el recuerdo de su infancia, junto a la señora Stendhal, la auténtica protagonista, referente moral, a lo largo de toda la narración, de su hijo Dani, y del abuelo Diego, que lo acogieron cuando mataron a su madre, al final de la guerra. El autor, ha sabido crear con fuerza y originalidad los personajes. De Lucas, destaca la mirada de inocencia, agradecimiento y ternura por el afecto que recibe de la señora Stendhal; de Dani, su decisión y rebeldía; del abuelo Diego, su sabiduría que le enseña los secretos para cultivar bien la tierra y saber respetar cada persona, sin mirar las posturas políticas o ideologías; del maestro del pueblo, su comprensión y el interés afectuoso hacia él; del médico y su familia la solicitud con ricos y pobres. El autor, intercala descripciones llenas de belleza poética, como cuando el padre de Cal Xapo enseña a su hijo Siset como se podan los perales, los manzanos y ciruelos. La historia contempla a Lucas, en el pueblo, en el internado y en la montaña siempre con el referente constante de la señora Stendhal, que de palabra y de hecho se comporta con la cabeza y el corazón de una madre buena, e intenta que sus hijos no caigan en la violencia ni en el deseo de venganza que ve en las personas del pueblo.
En los capítulos del libro que explica los recuerdos del internado, un colegio dirigido por sacerdotes, que el autor evita decir el nombre, pero que muchos lectores sitúan claramente cerca de Gerona, Lucas lo pasa muy mal, se encuentra terriblemente solo, etiquetado como hijo de familia de republicanos, se le hace muy dura la disciplina, el rigor de los castigos que describe que son inhumanos. Era un alumno becado, al que para mantenerse le encargan cosas que son desagradables. Se escapa y se va a la montaña con los maquis. Allí descubre vínculos y situaciones que nunca hubiera imaginado. Al final de muchos hechos sorprendentes, y de comprobar que la realidad no encaja en lo que había deseado y soñado, Lucas, recuerda el lema constante de la señora Stendhal: "la creencia en que la razón se transmite por medio de la educación y la formación, no por la fuerza ni la violencia”. Los recuerdos que describe del internado y alguna otra vivencia poco afortunada del cura del pueblo, en relación a unos pobres granjeros a los que expulsan de la casa donde viven, puede resultar desconcertante para algunos lectores. Aunque denuncia también las atrocidades de los milicianos y asesinatos de personas inocentes, por parte de los republicanos, juzga con más contundencia, las actuaciones de los franquistas, al considerar más grave las injusticias hechas desde la impunidad del poder.

Muy bien escrita consigue un dinamismo variado y la hace muy legible. Requiere un mínimo de formación histórica, para situar la percepción del autor, en el marco de la época. También graduar la dosis de subjetivismo, que presenta al radicalizar más uno de los bandos.

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