- Editorial: GALAXIA GUTENBERG
- Año de edición: 2022
- Materia: Narrativa contemporánea
- ISBN: 978-84-19075-78-9
- Páginas: 112
- Encuadernación: Rústica
- Colección: Narrativa
- Idioma: Español
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Aunque en este relato breve no se mencionara el nombre del autor en la portada, es indudable su autoría, la del maestro de la introspección y del conocimiento del alma humana: Dostoyevski.
Por sus páginas desfilan personajes sufrientes en un ambiente de miseria material, que se intenta velar con apariencias de respetabilidad. Pero no es menor la miseria moral o espiritual, con la excepción de la protagonista, joven luminosa y desvalida de la que no conocemos su nombre, solo su destino: la sumisa.
En este contexto se sitúa la acción. El dueño de una casa de empeños se enamora de la joven huérfana que acude necesitada a su establecimiento. La compra, prácticamente, a las tías maternas con las que vive y que la tratan como una esclava. Su propósito es conformarla a él, lo que supondrá para la joven una mortificación constante o un aburrimiento extremo, pues el empeñista es un ser complicado, con una soberbia que le obnubila y le impide abrirse a la realidad de su ser y a los sentimientos de los demás. La joven acabará tirándose por la ventana de la casa y el relato comienza con el monólogo interior del prestamista que, incapaz de abrirse a la verdad, intentará justificarse por todos los medios.
Y en ese intento de justificación, gracias a los retorcidos meandros interiores de su psicología, el lector va asomándose a un alma dominada por una frustración personal profunda, y que solo puede sobrevivir gracias a unos criterios personales tan fatuos como humillantes. Al final la verdad sobre sí va abriéndose paso en el atormentado protagonista.
En la Aclaración preliminar, Dostoyevski califica el relato de fantástico, pero no por el contenido, muy verosímil, sino por la forma: el artificio de pretender haber recogido el hilo del pensamiento como si de un taquígrafo se tratara. Señalar el estilo, tan característico del autor: variedad de construcciones, riqueza de palabras, precisión de conceptos; y unas descripciones de gran plasticidad, sobre todo cuando, con pocos y certeros trazos crea los personajes de tal modo que el lector se hace cargo inmediatamente de su personalidad.
Francisco Andrés
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